La culpa es un mecanismo en el que, a partir de un acto u omisión, realizamos un “juicio moral” de nuestra conducta (incluso de nuestros pensamientos) y “dictaminamos” que hemos cometido un error y deberíamos tener un castigo.
Partiendo de esta idea, podemos concluir que la culpa es una decisión que tomamos para autocondenarnos.
Existe un sentimiento de culpa normal, necesario para vivir en sociedad y saber cuándo hemos transgredido las normas sociales y otro patológico, que nos quita la paz; es un sentimiento neurótico, inmediato y destructivo.
Si miramos hacia nuestro interior nos daremos cuenta que alguna vez hemos sentido culpa por:
1. Algo que hicimos o no hicimos (pasado)
2. Algo que no estamos o estamos haciendo (presente)
3. Algo que vamos o no vamos a hacer (futuro) siendo el ahora lo único que tenemos.
La culpa mal manejada nos drena, nos inmoviliza, nos hace entrar en el papel de víctima. Al no buscar maneras alternas de mejorar la situación caemos en lamentaciones, reclamos constantes y frustración.
¿Qué tal si la soltamos y cambiamos el auto flagelarnos por responsabilizarnos de nuestras acciones u omisiones?
Recomendaciones para trabajarla:
Identifica la conducta que te produce la culpa.
Acepta que los errores forman parte de la persona.
Piensa que no se puede ser perfecto en el cumplimiento de normas.
Expresa cómo te sientes.
Pide el perdón por haber causado daño.
Repara el daño. Pon en marcha conductas para no repetirlo.
Responsabilízate. Sustituye la culpa por la responsabilidad.
Que vivir desde la culpa no nos robe el preciado regalo de la paz y la libertad.
No te dejes para después. Amor es la respuesta.



No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Saludos